A veces se hacen cosas porque a otros les funciona, a veces no se prueban cosas nuevas por el miedo a cometer errores y a fallar, y a veces, esa actitud pasiva y temerosa frente a la vida hace de algunos máquinas expertas en evitar el riesgo a toda costa, porque nuestra sociedad (entre otras muchas) ve el fracaso con muy malos ojos.
Lo que muchos no saben es que al evitar el fracaso también están evitando el éxito: Stephen Sacca, director del programa de fellows en innovación y liderazgo global del MIT me comentaba en una reunión informal hace un par de semanas que el miedo y prejuicio alrededor del fracaso que se ve en algunas partes de América Latina se le hacía muy extraño, dado que en otros lugares el fracaso es una medallda de honor que solo llevan quienes han intentado algo, personas con iniciativa y sin miedo, personas que cualquiera quisiera tener en sus equipos de trabajo.
Debido a la gran cantidad de información disponible. muchos piensan que ya todo está inventado y que no hay que sentarse a darle muchas vueltas, que lo único que hay que hacer es entrar a google y buscar la respuesta en el lugar donde ya todas las respuestas existen.
Todo esto sumado a que en tiempos de internet, emular es demasiado sencillo y en ocasiones se reduce a cortar y pegar. Lo que es empeorado con los riesgos que vienen de la mano de la copia indiscriminada y sin razonamiento: Lo que le funciona a uno no necesariamente le funciona a otro, o a todos.
Para terminar algunos pensamientos libres al respecto:
- En estos tiempos de disponibilidad inmediata y masiva de información y conocimiento es cuando más falta hace la estrategia y el sentido común.
- Si mi competencia lo hace, no significa necesariamente que yo también deba
- Si mi competencia considera que algo es un caso de éxito, no necesariamente significa que yo deba también considerarlo un caso de éxito.
- La verdadera forma de diferenciarse en negocios como el nuestro es produciendo conocimiento, no copiándolo. Lo que deberían estar copiando todos es la actitud, la fuerza de levantarse una vez se ha caído, la necesidad de poner al cliente como objeto de estudio, no de venta.
Las empresas que realmente se diferencian de las demás, son las que han cometido errores, y que se atreven a seguirlos cometiendo todos los días. Son las que se atreven a producir conocimiento, a aprender en lugar de copiar, a pensar por sí mismas en lugar de copiar. Son las que usan el conocimiento colectivo como un escalón y no como un pedestal.
¡Que los verdaderos innovadores sigan produciendo casos de éxito y de fracaso para que todos los demás tengan algo que copiar!.
Un saludo
Carlos